Si vamos a setas, vamos a setas. Desafio X-Trail Trillo 2018

Crónica de Isaac Pinto.

Aunque ya hace unos días que corrí mi segundo desafío X-Trail en Trillo, aquí os dejo mi crónica a petición popular. Como decíamos ayer en el entrenamiento Villano pues llegué, corrí y me volví. FIN.

Pero sabiendo cómo nos las gastamos y para no recibir collejas, creo que voy a explicaros algo más de esta bonita carrera.


Como buen recolector de setas hay que madrugar para que no te quiten los sitios buenos y se las lleven los domingueros, y así lo hice. Antes del amanecer me levanté y tomé mi desayuno de los campeones (estoy en ese momento de la vida en el que decides reducir el consumo de azúcar, no sé por qué, y te das cuenta de la ansiedad que provoca su retirada), y salí dirección Trillo más sólo que la una. Esta vez no me acompañaron mis amigos recolectores del club micológico de Villanueva, y tenía que dejar el pabellón bien alto, tenía que llenar la cesta hasta los topes. El primer error que cometí: se me olvidó la navaja y la cesta.

Llegué a Trillo con una temperatura de -2ºC después de pasar Torija y Cifuentes que mantenían todavía algo de nieve. Recogí mi dorsal y me quedé en el coche calentito hasta casi la salida, después del cafetito de rigor. No es bueno salir a por setas con el estómago vacío.

En cuanto al dorsal decir que era de los que llevan el chip en el propio dorsal y cuando pasas por la línea de salida y luego la de meta te registran el tiempo automáticamente y no hay dudas sobre quién paso primero la pulserita con el chip y quién después, como nos pasó en Pedrezuela, que luego algún listillo se hace el despistado y pica algún segundo de más al compañero (y no miro a nadie).


Con mi vestuario de experto recolector, me encontré en mitad del grupo de cabeza a la hora de dar la salida, por una confusión en la dirección de salida de la carrera.

Tenemos que ver el tema de la música en las carreras, que pongan clásicos del Rock… Vale!, que siempre pongan AC/DC… pase, pero que lleven a un DJ de LocaFM… eso me mató. Así salí, entre que iba en el grupo cabecero, empujado por una horda de expertos recolectores seteros, entre el “musicote” que parecía que íbamos al último after abierto, y la obligación que tenía de quedar bien en la clasificación como buen Diablo Rojo, pues eso, que durante los primeros kilómetros me pude codear con la élite micóloga, poco duró. Hice una salida estilo Basi (según me han contado que soy nuevo en esto).



Discurrimos entre pinares bajos por sendas muy bonitas subiendo de manera progresiva con el terreno duro todavía por las heladas (así no salen setas), con el frío todavía en el cuerpo. La única manera de calentarse durante la salida fue la estupenda lumbre que nos prepararon, que luego sirvió para hacer la comida. En seguida empezó a subir la temperatura, el calentón que llevaba en el cuerpo también ayudó.

Tras la primera bajada técnica, volvió a ponerse complicado y empezamos con una subida tensa hasta las Tetas de Viana, en la que pude disfrutar de unas increíbles vistas. Para acceder a las Tetas de Viana hay que pasar por una única escalera, y como las escaleras (por lo menos en mi pueblo) son para subir y también son para bajar, allí se formó un “pifostio”… entre los que quieren subir y los que quieren bajar, que tela.


Toda la distancia que tienes con el de delante la recuperas; que no está mal, pero hay amigo, la distancia que le has metido al de atrás en la subida; la pierdes, y eso jode más.

Segunda bajada técnica por una senda. Aquí se empezó a poner la cosa complicada porque el terreno se empezaba a deshelar y apareció el barro. Disfruté como un enano bajando entre encinas, agarrándome a las ramas, deslizándome por el barro e intentando no caerme. Lo bueno es que no había charcos, que últimamente están muy peligrosos. Hasta hay gente que decide hacerse unos largos en charquitos de barro al estilo del mismísimo Michael Phelps, yo soy algo más comedido porque el “Acuacross” no me gusta, y la última vez que hice un triatlón lo pasé muy mal en la natación.

Tras esta bajada empecé a sentirme cansado, y me pasó como el año pasado, los cuatro últimos repechos a modo de serrucho se me atragantaron y no pude aguantar al grupo en el que estaba. El barro se empezaba a acumular en las zapatillas y las piernas me pesaban mucho. Pero como suelo hacer en ciertos momentos, desconecté cables en mi cabeza, me centré en mi respiración, en el ritmo de mis pasos, y me olvidé de la gente, la carrera y las setas. En esos momentos siempre me pasa lo mismo, empiezo de nuevo a coger ritmo e ir cada vez mejor (cosas de la cabeza).

Llegué a la meta agotado (aunque cuando lo piensas luego, siempre dices: podría haber ido más rápido) en el puesto 27 de la general con un tiempo de 1:54:20 para cubrir los 18,4Km y los 683m de desnivel positivo que me marcó mi recién estrenado Garmin Foreruner 235, bajando mi anterior marca del año pasado en casi 6 minutos.

Lo peor de todo es que, entre que se me olvidó la cesta y la navaja, las heladas mañaneras, el barro en el camino, la “vertiginosa” velocidad que llevaba y las pocas lluvias del otoño, no vi ni una triste seta en un fin de semana aciago para la recolecta del hongo y la seta del Club Micológico de Villanueva de la Torre. No sé si los primeros se las iban llevando todas, pero hasta de Ciudad Real vinieron a la recolecta.

Toda la clasificación de la prueba

2 comentarios:

PRONADOR ERRANTE dijo...

Gran crónica Isaac. Con sentido del humor y puntadas con hilo, como a mi me gustan.

Como uno de los socios fundadores del Club Micológico de Villanueva de la Torre te otrorgo un 10.

Y ya sabes que "Sin setas no hay paraiso"

Merce dijo...

Uff Isacc madre mia con solo leerla ya me he cansaoo..

Parece que te va bien esto de pertenecer al club mitológico ..6' respecto al año pasado esta muy bien majo..
Ahh y otra cosa, menuda guasa tiene Isaac, Jajaja se ha adaptado a la perfección.

Enhorabuena muchacho

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