Crónica de una carrera muy empinada


POR JOSE CARLOS BUENDIA
  Día 13-08-11

 Bueno, pues aprovechando que ese fin de semana me hallaba en mi pueblo (La Almarcha), muy próximo a El Castillo de Garcimuñoz, y de que José Naharros (que es de éste), me había comentado que el día 13, sobre las 20'00 horas había una carrera de unos 7.000, en su pueblo, pues me animé a apuntarme, aprovechando la proximidad, y que me llevé a toda la familia para animar, sólo a falta de unos buenos pompones.

  Pues paso a describir un poco lo que fue la carrera.

   La verdad, que para el que visita este pueblo, ya anticipa que la carrera muy llana no va a ser, vamos, que no va a haber ni falsos llanos.
   Sobre las 20'00 horas dan la salida en una calle principal, allá vamos los 480 corredores, callejeamos un kilómetro más o menos, y nos dirigen hacia la salida del pueblo, siendo todo maravilloso pues era cuesta abajo, que vistas, que paisaje, que campos de girasol, hace brisa, que bien se corre,...así más o menos, con algún repechillo, hasta el kilómetro 3'500, lugar donde se halla el lugar donde murió el poeta Jorge Manrique, y que es el punto donde se da la vuelta. Otro kilómetro más o menos con ligeros altibajos, y cuando quedan unos dos kilómetros y medio, y se mira hacia delante, Diossss, la madre que me trajo, ya no había vistas, paisajes ni girasoles. Eso que empieza a empinarse hacia arriba, despacito, despacito, y cuando te quieres dar cuenta estás a un ritmo de 06:30 subiendo una cuesta que ni la de Los Santos de la Humosa, vamos, una revienta-piernas total, así hasta el kilómetro 06'500 aprox., que te dan otra vuelta por el pueblo para hacer metros, y al fin llegas a meta, con el corazón en la boca, reventando hasta tu último poro, y preguntándote que qué coño haces tú allí, con lo a gusto que estabas unos momentos antes disfrutando de un fin de semana sabático. Será que lo llevamos en la sangre, y que esto de participar en las carreras nos gusta un poquito.
   Al final, la verdad, disfruté mucho en compañía de José Naharros con quien estuve un ratito por allí (aunque luego no pude subir a tomarme algo con él como le había prometido).
   La organización, para ser un pueblo de unos 500 habitantes estuvo extraordinaria, y además, para el que quiso, cuando acabó la carrera había gachas y panceta (para reponer fuerzas), regadas con cerveza que nunca se acababa.
   Vamos, que aunque me queje, si el año que viene ando por allí, seguro que me apunto otra vez. Por cierto, creo que para ser una prueba tan dura, no hicimos tan mal tiempo:

  José Carlos: 34:30
  José Naharros: 37:40


  Un saludo, gente.

2 comentarios:

Edu dijo...

Eso, cuestas, cuestas para hacer base.
Lo dejas 15 días y parece que no has corrido nunca. Como se agarra el verano.

Jesús dijo...

... y la pancetilla!!!!

Pages